En la cultura española siempre se ha considerado que alquilar es “tirar el dinero”. Casi todo el mundo pensaba (en relación al mercado inmobiliario o como mucho al automovilístico, porque en otros sectores ni siquiera era imaginable) que pagar una cantidad de dinero mensual por algo que “no es tuyo” era una suerte de despilfarro. Cuando alguien buscaba casa hace más de una década, sólo si no tenía suficiente liquidez -o era estudiante o trabajador desplazado- recurría al alquiler. Pero en el momento en que las expectativas laborales y económicas se asentaban era una obligación común buscar una casa para comprar, sobre todo cuando uno decidía casarse.
El sector del automóvil fue de los primeros en asumir la utilidad del alquiler. En viajes relativamente largos, tanto de ocio como de trabajo, el alquiler de vehículos en destino se convierte en una necesidad. También se extendió a finales del siglo XX la costumbre de que las empresas contrataran vehículos de renting para sus empleados de nivel medio o alto, o para servicios propios de las compañías.
En los últimos tiempos los usos y costumbres de la sociedad están cambiando a gran ritmo. La mentalidad tradicional (quizá ayudada por la burbuja inmobiliaria y la crisis económica) ha cambiado considerablemente. Ya no es infrecuente encontrar personas que toman la decisión de alquilar una vivienda en lugar de comprarla, o incluso de contratar un vehículo de alquiler para su uso personal.
En el mundo empresarial se utilizan ampliamente los servicios de alquiler de oficinas, de maquinaria, mobiliario o parque informático. De esta manera las empresas evitan cargar con pesados pasivos, que además se convierten en obsoletos demasiado pronto. Pero, ¿por qué no extenderlo también a los usuarios particulares?
Poco a poco han ido apareciendo opciones para los particulares, llegando a la posibilidad de alquilar el mobiliario de casa o determinados equipos electrónicos, especialmente los tecnológicos, que son muy proclives al envejecimiento prematuro. Los precios de los equipos tecnológicos se han abaratado mucho en los últimos tiempos, pero los equipos de alta calidad siguen siendo caros para un usuario normal. Muchas veces, desde el punto de vista de rentabilidad económica, es irracional comprar una cámara fotográfica o una videocámara para realizar un uso ocasional en vacaciones y después meterlas en un cajón el resto del año, acumulando antigüedad y obsolescencia, sin darles ningún uso. Esto es lo que hace mucha gente con sus flamantes cámaras fotográficas o con las “cámaras de acción” que tanto se pusieron de moda hace unos años para hacer deporte.
Cuando hablamos de tecnología, el debate ya no se basa sólo en el análisis financiero de la inversión, sino también en la ventaja de la flexibilidad de uso y la posibilidad de utilizar en cada momento los últimos avances, lo que convierte el alquiler en una opción muy interesante si queremos utilizar equipos de alta calidad, incluso para el usuario final (por ejemplo, en algunas webs de tiendas reconocidas ya se ofrecen servicios de alquiler, y existen páginas que abarcan cualquier clase de producto. Ejemplos:
https://espanol.rentacenter.com/.
Ventajas de alquilar material informático:
- Renovaciones periódicas
- Actualización tecnológica
- Flexibilidad financiera
Inconvenientes del alquiler:
- Posibilidad de tener que hacer pagos adicionales por deterioro del material.
- Penalización por cancelación anticipada del contrato en el caso de los servicios de renting o leasing.
¿Y tu opción?
Por tanto, puestos encima de la mesa los pros y los contras, es tu hora de decidir cuál es la opción que mejor se adapta a sus necesidades. ¿Has alquilado alguna vez? Haz tu comentario a continuación. Gracias.
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